Proyecto

El proyecto propone una análisis de la violencia contemporánea a través del vínculo con la producción estratégica (Ceceña y Barreda, 1995), para entender el rol que juega en la determinación de las normas generales de la reproducción del capital. La violencia se manifiesta de distintas maneras para hacer posible el proyecto civilizatorio y su hegemonía.La violencia al mismo tiempo que genera costos rinde grandes beneficios para los sectores que disputan la hegemonía capitalista, es un proceso central en la definición de las lógicas de competencia porque a través de ella se diseñan territorios y se gestionan poblaciones.
Para lograr esta interpretación es necesario un abordaje interdisciplinario, que desde la realidad económica vincule los procesos sociales, políticos y culturales con ciclos históricos. La función estratégica de la violencia demanda abordajes analíticos complejos, que las perspectivas mono-disciplinares no permiten.Para entender el papel de la violencia en la definición de los criterios estratégicos de la hegemonía mundial se necesita una conceptualización que no se atienda únicamente a los actos, sino que piense al proceso. Las caracterizaciones de la violencia que sólo estudian los momentos en los que se realiza no son suficientes, tampoco las que la reducen a una expresión desmesurada de fuerza física. Hay que construir una caracterización más dinámica.
La presente investigación se concentra en el estudio de los procesos y realidades materiales en las que la violencia redefine el sentido estratégico de la economía en el contexto de la crisis civilizatoria; demostrando que América Latina no es una región violenta por “naturaleza”, ni que la configuración histórica la hace más susceptible de actuar violentamente. Se intentará demostrar el papel estructurador de la violencia, resaltando el carácter geopolítico de su funcionamiento, así como su larga duración. La pregunta central es: ¿qué función juega la violencia en la configuración de la economía latinoamericana en tiempos de crisis? Para ello es necesario contrastar datos de distinta naturaleza y diseñar estrategias interpretativas que vinculen las distintas escalas de la realidad que están en juego. Por ejemplo, asociar los territorios con recursos naturales estratégicos, con los proyectos de explotación, a su vez vinculados con proyectos de infraestructura y que en varios casos de América Latina, son los territorios con más violencia. En México, Perú, Colombia estas geografías de la violencia interconectadas son evidentes. En otras geografías son más sutiles.