Speer, Albert, Memorias

Bibliografía
Speer, Albert, Memorias. Trad. Ángel Sabrido, Barcelona, Acantilado, 2003.
Disciplinas
Elementos de la violencia
Tema

Reflexiones en torno a la estructura y funcionamiento del Estado nacionalsocialista desde el ascenso de Hitler hasta el final de la Segunda Guerra Mundial y crítica a las atrocidades cometidas en contra de la población judía tanto en el interior como en los territorios ocupados (lógica del genocidio, 1940-1947)

Resumen

Albert Speer desde la historia hace una reflexión crítica sobre el régimen Nacionalsocialista alemán. Narra sus vivencias que tuvo como arquitecto de Adolf Hitler, posteriormente como ministro de armamento y guerra del tercer Reich y como uno de los funcionarios del Reich sentenciados en los juicios de Núremberg; su crítica es el resultado de una reflexión de estas vivencias.

Hace un análisis sobre el periodo de las conferencias de la campaña política de Hitler y argumenta que no eran tan visible el odio exacerbado hacia la población judía, ni era elemento central de sus discursos reavivar el sentimiento antisemita de la población alemana, sin embargo, recurrentemente afirmaba que había que desterrar el comunismo. Por otro lado, tampoco se mostraban signos de que planeaba un proceso de expansión mediante una nueva guerra. Los planes expansionistas y la política de guerra, desde el punto de vista de Speer, tomaron por sorpresa tanto a la población como al gabinete de Hitler; ya que muchos de los planes eran secretos y desconocidos para gran parte de los funcionarios, por lo que resalta el hermetismo que tenía Hitler sobre la planificación.

Sostiene que gran parte de los proyectos arquitectónicos que Hitler había planeado para modificar a Berlín y las principales ciudades alemanas tenían objetivos políticos. Uno de ellos era distraer a la opinión pública con las constantes ceremonias de inauguración, y así dar la apariencia de que Alemania se encontraba en un periodo de prosperidad económica; el otro era crear ciudades cosmopolitas para que después de la guerra fueran lugares estratégicos para establecer el dominio político, económico y cultural de las futuras colonias. Explica que para llevar a cabo estos proyectos arquitectónicos se destinó una gran cantidad de recursos, hecho que generó que se redujera la capacidad productiva de la industria de armamento y de mano de obra, lo que afectó el poder combativo del ejército alemán en la primera mitad de la Segunda Guerra Mundial.

Speer explica que la estructura Estatal del tercer Reich al principio estaba compuesta por diferentes organismos los cuales ejecutaban funciones específicas y había una cierta coordinación entre estas instituciones. En este tipo de organización el Führer o líder máximo desempeñaba un papel importante y decisivo sobre el proyecto de Nación, sin embargo, había un funcionamiento positivo, ya que en la burocracia se sacrificaban los intereses individuales en pro de la Nación. Sin embargo, desde 1932 en el Estado comenzaron a aumentar las pugnas internas entre diferentes organismo de la organización Estatal, y él considera que a partir de 1934 la organización de las instituciones se hallaba en crisis por la falta de coordinación, la difusa planeación y las decisiones utópicas tomadas por Hitler para defender tres frentes (oeste, este y el aéreo); hechos que aceleraron la derrota de Alemania.

Destaca que la economía durante el tercer Reich se basaba en una visión y administración de una economía de guerra en la que se autorresponsabilizaba la industria alemana y en este proceso se buscaba la optimización de la producción con base en la división del trabajo y la especialización entre las diferentes industrias para la producción de armamento y tecnología que fuera necesaria para la guerra. Durante el periodo de la Segunda Guerra Mundial frente a la escasez de trabajadores en la industria se empleó mano de obra forzada proveniente de los campos de concentración; hecho por el cual Speer es sentenciado culpable en los juicios de Núremberg.

Hace una crítica a las acciones llevadas a cabo por los funcionarios, los técnicos y científicos que eran colaboradores del régimen, ya que sólo obedecieron órdenes ciegamente, por lo que nunca tomaron una postura crítica sobre las órdenes que se les daban ni cómo sus acciones sirvieron para llevar a cabo la catástrofe que fue el genocidio de población judía en los territorios ocupados por el régimen nacionalsocialista. Resalta que durante los juicios de Núremberg a muchos de los interrogados afirmaban que ellos estaban en contra de los crímenes cometidos por el régimen pero no hicieron nada para evitar que se continuaran llevando a cabo; hecho por el que afirma que todos ellos tienen responsabilidad en el proceso. Por otro lado, critica el papel que desempeñó el conocimiento técnico y científico en el Estado nacionalsocialista que fue fungió como elemento clave para sostener el régimen autoritario; caracteriza este proceso como terrorismo de la técnica, ya que por medio de ésta se empleó fuerza para perseguir a la disidencia a través del espionaje y así generar intimidación para imponer un orden social en el régimen. Speer reflexiona sobre el avance tecnológico y cómo la técnica transformó a los Estados modernos y plantea que las acciones de los funcionarios del régimen nacionalsocialista ponen en manifiesto cómo la técnica pone en riesgo la civilización moderna, por lo que hay que tomar una postura crítica frente al papel de la técnica.

Caracterización de la violencia:

En este libro podemos encontrar dos tipos de violencia: violencia política y violencia de clasificación social. La violencia política es ejercida por el régimen Nacionalsocialista contra todo grupo de oposición política, principalmente contra los de ideología democrática y marxista, tanto al interior de Alemania como en un plano internacional. Al interior de Alemania el régimen ejerció la fuerza para imponer su proyecto de Nación; por lo que llevó a cabo persecuciones en contra todo grupo de población que tuviera diferentes concepciones políticas, económicas o culturales que pusieran en riesgo el proyecto de Nación y para así mantener el orden. En plano internacional el régimen Nacionalsocialista se llevó cabo un proceso de expansión territorial con el objetivo de establecer su dominio político y económico en las zonas ocupadas; con lo que empieza la pugna con Inglaterra y Francia por la hegemonía mundial, y esto desembocó en la Segunda Guerra Mundial. Speer menciona que durante los juicios de Núremberg descubrió que los planes para futuro del Reich eran anexarse los territorios de Holanda, Bélgica y Borgoña y que las poblaciones de Polonia y Rusia serían sometidas a esclavitud.

La violencia de clasificación social es la que ejerce el régimen Nacionalsocialista tanto al interior como en los territorios ocupados contra la población que no es aria –principalmente contra la judía-, esta violencia funge como un factor de segregación racial, con lo que se legitima la persecución y exterminio contra de esta población; con el objetivo de conservar y evitar la contaminación de la raza aria, y así, garantizar el futuro de la Nación alemana. La contaminación de la raza es vista como un retroceso cultural para la Nación.

Citas textuales

“Durante la guerra, el número de trabajadores determinaba en gran medida la capacidad de las empresas. Ya a principios de los años cuarenta, y después con gran rapidez creciente, las SS comenzaron a montar campos de trabajo en secreto y a procurar que se llenaran. En una carta del 7 de mayo de 1944, el jefe de la sección Schieber me hizo notar que las SS aspiraban a emplear su poder para obtener la mano de obra necesaria para llevar a cabo su expansión económica”

“A primeros de febrero, Lüschen me visitó en mi pequeño apartamento situado en la parte trasera de mi ministerio de mi Ministerio de la Pariser Platz, sacó una hoja del bolsillo y la entregó mientras me decía:

-¿Sabe cuál es la frase más citada de Mi lucha de Hitler que más se está citando por ahí?

En la hoja se leía: «Un servicio diplomático debe procurar que un pueblo no se hunda heroicamente, sino que se conserve en la práctica. Cualquier cosa que conduzca a ello será lícito, y de no seguirlo debe considerarse un delito de omisión.» Lüschen agregó que había encontrado otra cita muy a propósito que decía «La autoridad del Estado no puede existir como un fin en sí mismo, ya que en tal caso todas las tiranías de la tierra serían inacatables y quedarían consagradas. Si un gobierno recurre a la fuerza para llevar a un pueblo a la ruina, la rebelión no es sólo un derecho, sino un deber para cada ciudadano de ese pueblo» […] El propio Hitler expresaba allí lo que yo había estado sosteniendo durante los últimos meses. Sólo cabía una conclusión: incluso midiéndolo con su propio programa político, Hitler cometía deliberadamente un delito de alta traición contra su propio pueblo, que se había sacrificado a sus objetivos y al que se le debía todo.”

“En cierto modo, mis esperanzas se habían cumplido la culpa jurídica se habían concentrado en nosotros, los acusados. En aquella desafortunada época, además de la depravación humana, entro por primera vez en la Historia un factor que distinguía a aquel régimen despótico de los precedentes y que en el futuro adquiriría mayor importancia. En mi calidad de máximo representante de un poder muy desarrollado que acaba de emplear contra la humanidad sin escrúpulos ni inhibiciones, todos los medios que tenía a su alcance, yo trataba no sólo de admitir aquellos hechos, sino también de comprender lo que había sucedido. Al tomar la palabra por última vez dije: «La de Hitler fue la primera dictadura de un Estado industrializado en estos tiempos de técnica moderna, una dictadura que, para ejercer el dominio sobre su propio pueblo, supo servirse a la perfección de todos los medios técnicos […]. Mediante los productos de la técnica, como la radio y el altavoz, ochenta millones de personas pudieron ser sometidas por la voluntad de un único individuo. El teléfono, el télex y la radio permitieron transmitir sin dilatación las órdenes dictadas por la suprema jerarquía a los órganos inferiores, donde fueron obedecidas ciegamente debido a su elevada autoridad. Así, numerosas oficinas y unidades militares recibieron directamente sus siniestras órdenes. Se hizo crear una extensa red de vigilancia de la población y conseguir un alto grado de confidencialidad de los actos criminales. Para alguien de fuera tal vez este aparato Estatal sea como los cables enmarañados, en apariencia sin sentido, de una centralita telefónica, pero, igual que esta, podía ser manejado y dirigido por una única voluntad. Las dictaduras de otros tiempos precisaban de hombres de grandes cualidades incluso en los puestos inferiores; hombres que supieran pensar y actuar por su cuenta. El sistema autoritario en los tiempos de la técnica puede prescindir de ellos; los medios de comunicaciones permite mecanizar el trabajo del mando inferior. La consecuencia de todo ello es el tipo de hombre que se limita a obedecer órdenes si cuestionarlas».

Los hechos criminales de aquellos años no se debían sólo a la personalidad de Hitler. La enormidad de aquellos delitos también debía atribuirse a que Hitler fue el primero en poder servirse de los medios de la técnica para multiplicarlos.”

“La frecuente pesadilla –dije- de que algún día los pueblos puedan llegar a ser dominados por la técnica ha estado a punto de realizarse bajo el sistema autoritario de Hitler. Todos los Estados del mundo corren hoy el riesgo de caer bajo el terrorismo de la técnica, aunque en una dictadura moderna ese peligro me parece ineludible. Por lo tanto, cuanto más se tecnifique el mundo será más necesario, en contrapartida, se fomente la libertad individual y el respeto de cada hombre hacia su dignidad”

“«Esta catástrofe –escribía en 1947 en mi celda- ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad del sistema de la civilización moderna, edificado a través de siglos. Ahora sabemos que no vivimos en un edificio a prueba de terremotos. El complicado aparato del mundo moderno puede, mediante impulsos negativos que se incrementan mutuamente, descomponerse de forma irremisible. Ninguna voluntad humana podría detener esta evolución si el automatismo del progreso diera otro paso en su marcha hacia la despersonalización del hombre y lo priva cada vez más de la responsabilidad de sus actos»”