Marcuse, Eros y civilización

Bibliografía
Marcuse, Eros y civilización. Trad. Pedro Teixeira, Madrid, SARPE, S. A., 1983.

Formas de la violencia

Disciplinas
Elementos de la violencia
Tema

Herbert Marcuse se propone recorrer el pesimismo freudiano sobre el progreso en la renuncia instintiva que conlleva el progreso de la civilización, desde dentro de la misma teoría, y examinar si esta podía permitir un desarrollo distinto que condujera a pensar una salida para este camino imparable de la civilización hacia su irracionalidad total.

Resumen

Desde la Universidad de San Diego en California, Marcuse, con una gran incidencia en el movimiento estudiantil occidental de los años 60 (1968-1980 Autoritarismo) escribe “Eros y Civilización” buscando alternativas teóricas e ideológicas que nutran la lucha por una liberación erótica que debería revolucionar la vida social a profundidad. El autor, particularmente desde un enfoque histórico confronta la teoría freudiana sobre la civilización marcando algunas tendencias históricas que permiten ubicar la subyugación de los instintos a los controles represivos de la civilización como una imposición social y no natural. Lo que convierte la represión en un fenómeno histórico y por lo tanto finito.

La teoría freudiana asocia que el progreso de la civilización ha sido precisamente progreso en la renuncia instintiva, en las defensas individuales y sociales aplicadas a frenar los instintos de la sexualidad. En consecuencia esta civilización reprimida y represora es incapaz de controlar la agresividad que genera. Ante esto Marcuse defiende la liberación del trabajo enajenado como vía para transformar la estructura de la psique, modificar el balance entre Eros y Tanátos y reactivar los campos de gratificación convertidos en tabús. Promoviendo una nueva experiencia básica del ser que cambiaría la existencia humana en su totalidad. De esta manera, el autor considera que el principio del placer se extendería hasta la conciencia logrando modificar nuestra percepción sobre el principio de realidad o como lo denominó: principio de actuación.

Caracterización de la violencia:

En esta obra Marcuse hace referencia a múltiples mecanismos de violencia que persisten en nuestra sociedad bajo la organización social capitalista y el progreso de la civilización occidental. Que pueden ser leídos en clave de la violencia política, ya que se sustentan en la represión de los individuos y sus cuerpos para la conservación y fortalecimiento del sistema político. También podemos ubicar elementos de la violencia económica cuando el autor expone que la dominación y la enajenación como tendencias básicas de la organización social del trabajo prevaleciente, determinan en un alto grado las exigencias impuestas sobre los instintos por este principio de la realidad.

 

Aunque no lo señale el autor, podemos identificar como técnica de la violencia política y económica antes mencionada el trabajo enajenado. Ya que este de acuerdo al autor, rige el funcionamiento mental del individuo y tiene por base la cosificación del cuerpo como instrumento de trabajo. Lo cual requiere la desexualización del cuerpo, reprimiendo instintos primarios como la líbido a fin de potenciar el resto del cuerpo.

Citas textuales:

“Bajo condiciones óptimas, la superioridad, en la civilización madura, del bienestar material e intelectual sería tal que permitiría la gratificación, sin dolor de las necesidades, y la dominación ya no impediría sistemáticamente tal gratificación. En este caso, la cantidad de energía instintiva dirigida todavía hacia el trabajo necesario ( a su vez completamente mecanizado y racionalizado) sería tan pequeña que se derrumbaría, al dejar de estar sostenida por fuerzas exteriores, una gran área de contenciones y modificaciones represivas. Consecuentemente, la relación antagonista entre el principio del placer y el principio de la realidad sería alterada en beneficio del primero. Eros, los instintos de la vida, serían liberados hasta un grado imprecedente.” (Pp. 146)

 

“Una vez que ha ganado realmente ascendencia como un principio de civilización, el impulso del juego transformará literalmente la realidad. (...) Con este cambio en la experiencia básica y formativa, el mismo objeto de experiencia cambia: liberada de la explotación violenta y de la dominación, y configurada en su lugar por el impulso del juego, la naturaleza será liberada también de su propia brutalidad y llegará a ser libre para desplegar las riquezas de sus formas sin propósito, que expresan la <<vida interior>> de sus objetos. Y un cambio correspondiente tendrá lugar en el mundo subjetivo. En el también la experiencia estética detendrá la violenta productividad dirigida a la explotación, que ha convertido al hombre en un objeto de trabajo.”  (Pp. 177)

 

“Esta regresión sería tanto psiquica como social: reactivaría estados anteriores de la líbido, qu efueron superados en el desarrollo del ego de la realidad, y disolvería las instituciones de la sociedad en las que existe el ego de la realidad. (...) Sería todavía una reversión del proceso de la civilización, una subversión de la cultura. Bajo estas condiciones, la posibilidad de una civilización no represiva es predicha no sobre la detención, sino sobre la liberación del progreso; así que el hombre ordenaría su vida de acuerdo a su conocimiento totalmente desarrollado, de tal manera que podría preguntarse otra vez lo que es bueno y lo que es malo.” (Pp. 184)