de Beauvoir, Simone, ¿Hay que quemar a Sade?

Bibliografía
de Beauvoir, Simone, ¿Hay que quemar a Sade? Trad. Francisco Sampedro, Madrid, Antonio Machado, 2002.
Disciplinas
Elementos de la violencia
Tema

En este ensayo, Simone de Beauvoir aborda la vida y el trabajo del marqués de Sade desde el existencialismo como una actividad individual que encuentra su expresión en su intento de universalidad. La preocupación central del texto será, a través del recorrido biográfico, analizar las tensiones entre la colectividad y los individuos.

Resumen

Simone de Beauvoir (1908-1986) fue una escritora, profesora y filósofa existencialista francesa. Generalmente es reconocida por sus trabajos feministas con libros como El segundo sexo. Este ensayo, fue publicado originalmente en conjunto con «La pensée de droite, aujourdu’hui» y «Merleau-Ponty et le pseudo-sartrisme» en 1955 (periodo de luchas de descolonización, 1947-1968). Con la secuencia completa podremos entender mejor la intención individual de estos trabajos de explorar las intenciones y tensiones sociales a las que se enfrenta la burguesía como conjunto social para pensar posteriormente el proceso de universalización de algunas tensiones desde la filosofía.

Beauvoir fue una intelectual de izquierda, crítica y comprometida con diversos movimientos sociales y coyunturas políticas; entonces, ¿por qué estudiar la vida y textos de Sade, siendo un sujeto histórico burgués? La organización argumentativa del ensayo es brillante: sostiene una teoría del proceso de universalización de la existencia, que es a la vez la manifestación de una práctica. Para Beauvoir, Sade es un sujeto paradigmático en la historia de la burguesía y, a través de su controvertida historia, apunta las tensiones violentas de la vivencia de un individuo (Sade) que, debido al contexto y su posición, se transmiten a la universalidad.

De aquí parte a pensar, ¿qué diferencias debe abandonar un individuo para integrarse a la colectividad? ¿puede un individuo acceder a la universalidad íntegramente? Estas serán las preocupaciones principales que aclara Beauvoir a lo largo del texto desenredando los nudos de la historia de Sade.

Caracterización de la violencia

Sade es un sujeto sumamente violento hacia cuerpos feminizados y, a lo largo del texto, la autora construye un sistema de comprensión a través de su biografía junto con su obra literaria para entender la racionalidad y el sentido de su violencia. Sade es misógino y clasista, pero sus expresiones son forzadas a amoldarse al proyecto social hegemónico de la burguesía. Así, se nos presenta un Frankenstein burgués que sólo puede ser feliz en esas expresiones de violencia política en tensión por universalizar estas características que configurarán a los posteriores sujetos con cuerpos feminizados.

Citas textuales

“Desde el momento en que la cultura es ella misma un privilegio, muchos intelectuales se alinean en el lado de la clase más favorecida: veremos mediante qué tipo de falsificaciones y sofismas uno de ellos se esfuerza nuevamente en confundir el interés general con el interés burgués. En todos los casos, el fracaso es fatal: para los privilegiados resulta imposible asumir en el plano teórico su actitud práctica. No poseen otros recursos que el aturdimiento y la mala fe”

“Sade se siente mujer y echa en cara a las mujeres el hecho de no ser el macho que él desea: dota a la más grande, a la más extravagante de todas, a la Durand, de un clítoris gigantesco que le permite comportarse sexualmente como un hombre” 

“Él se niega a juzgar, a condenar, a ver morir a distancia a personas anónimas. No hay nada tan odioso en la vieja sociedad como su pretensión, de la que él mismo fue víctima, de juzgar y castigar: no puede excusar el Terror. Cuando el homicidio se hace constitucional, no es más que la odiosa expresión de principios abstractos: deviene inhumano. Y es debido a esto por lo que, nombrado jurado de la acusación, Sade dicta casi siempre sobreseimientos a favor de los acusados” 

“La muerte le horroriza del mismo modo que la decrepitud, en tanto que disolución de su individualidad: el miedo al más allá no aparece jamás en su obra. Sade no quiere tener que ver más que con hombres y todo lo que no es humano le es ajeno” 

“Sade ha vivido hasta la hez el momento del egoísmo, de la injusticia, de la desgracia, y ha reivindicado su verdad. Lo que da supremo valor a su testimonio es que nos inquieta. Nos obliga a poner en cuestión el problema esencial que bajo otras figuras recorre nuestro tiempo: la verdadera relación del hombre con el hombre”