Sorel, Georges, Reflexiones sobre la violencia

Bibliografía
Sorel, Georges, Reflexiones sobre la violencia, Buenos Aires, La Pléyade, 1978, 301 pp.
Temporalidad

Formas de la violencia

Disciplinas
Elementos de la violencia
Tema

La función, en las sociedades burguesas (principalmente europeas), de la violencia de las masas proletarias, del sindicalismo revolucionario y las huelgas generales proletarias, que constituyen el socialismo del cambio de siglo del XIX al XX (Revolución Rusa 1905-1917), y que están enmarcados en la vigente lucha de clases orientada a la eventual revolución social.

Resumen

En la primera década del siglo XX (1906 y 1908 cuando las reflexiones son publicadas como libro), contra los representantes del falso socialismo —muchos de ellos políticos que apuestan ante todo por una vía parlamentaria para encauzar la lucha obrera, como es el caso representativo del francés Jean Jaurès—, Sorel, en un discurso eminentemente filosófico, reivindica el papel de la violencia ejercida por las masas como el núcleo de la lucha de clases, entendida ésta como un estado de guerra social permanente. En tales circunstancias, las ideas de paz social y democracia en las que descansan las suposiciones burguesas de que los antagonismos de clase se disolverían, son simples ilusiones que, junto al viejo culto del Estado que mantienen los falsos socialistas, serán suprimidas en una catástrofe que se lo lleve todo, producida por una gran huelga general. La huelga, entendida como mito, es un conjunto de imágenes evocadas y profundos sentimientos de guerra que condensan el socialismo y que, con la disciplina, el orden y la solidaridad que implica, puede producir algunos elementos de lo que viene después de la catástrofe. Como episodio de guerra, la huelga se fundamenta en la violencia proletaria por cuanto ésta alimenta y renueva su espíritu épico, pudiendo concebirse como una gran batalla que termine por destruir al enemigo. Es así que la huelga produce nuevos valores morales fundados en el heroísmo y otros sentimientos sublimes, todos aquellos que son capaces de producir sustitutos de los valores morales propios del régimen burgués, cada vez más incapaz de hacer uso de la fuerza.

Caracterización de la violencia:

En esta obra, Sorel habla particularmente de una violencia política, una que puede conducir a una catástrofe que es deseable. Es fundamental, en el texto, el carácter reivindicativo del abordaje al tema de la violencia, tanto que, alineándose con los objetivos del trabajo (sostener que tiene consecuencias revolucionarias) es distinguida por Sorel de su contraparte empleada por el Estado y la burguesía desde el principio de los tiempos modernos, a la cual llama solamente “fuerza”; ésta impone el orden social vigente mientras que la violencia tiende a su destrucción. Por esto, solamente las masas son capaces de emplear la violencia que, por cierto, en esta perspectiva parece adoptar un carácter técnico por ser importante más debido a lo que produce que por cómo es valorada. Esto, sin embargo, no significa que para Sorel la violencia sólo tenga relevancia desde un punto de vista meramente instrumental, ya que en la misma idea de que la violencia, al ser portadora y productora de sentimientos bellos y heroicos (estética de la violencia), manifiesta el sentido que tiene la lucha de clases, podríamos decir que descansa un orden civilizatorio alternativo (en contraste con la barbarie del capitalismo), de manera que allí también se erige un carácter histórico de la violencia.

Citas textuales:

“No vacilo hoy en declarar que el socialismo no podría subsistir sin una apología de la violencia.
[…] La huelga es un fenómeno de guerra; sería mentir si dijera que la violencia es un accidente llamado a desaparecer de las huelgas.
La revolución social es una extensión de esa guerra, de la cual cada huelga constituye un episodio”

“cada conflicto originario de violencias resulta combate de vanguardia, cuyos frutos no es hacedero barruntar; poco importa que se aleje el choque terrible, pues cada vez que se llega a las manos, los huelguistas esperan que surja la gran batalla napoleónica (en la que se aplasta definitivamente a los vencidos). Así se engendra con la práctica de las huelgas, el concepto de una revolución catastrófica”

“La violencia proletaria, ejercida como pura y simple manifestación del sentimiento de la lucha de clases aparece así con carácter de algo bello y heroico. Está al servicio de los intereses primordiales de la civilización, y aun cuando no opta quizá, por el método más adecuado al logro de provechos materiales inmediatos, puede salvar de la barbarie al mundo”

“La observación demuestra que esta noción [de lucha de clases] se mantiene con una fuerza indestructible en todos los medios donde ha penetrado la idea de la huelga general: ninguna paz social posible, ninguna rutina resignada, ningún entusiasmo por los amos bien hechores o gloriosos, habrá el día en que los más mínimos incidentes de la vida diaria se conviertan en síntomas del estado de lucha entre la clases, en que todo conflicto es un incidente de guerra social, en que toda huelga engendra la perspectiva de una catástrofe total”

“la idea de la huelga general, remozada constantemente por los sentimientos que provoca la violencia proletaria, produce un estado de espíritu enteramente épico, y, al mismo tiempo, empuja a todas las potencias del alma hacia las condiciones que permitan realizar un taller que funcione libremente y prodigiosamente progresivo”

“La idea de la huelga general, engendrada por la práctica de las huelgas violentas, comporta la concepción de un desastre irremediable. Es algo aterrador, que se presentará más aterrador cuando la violencia haya ocupado un espacio mucho más grande en el espíritu de los proletarios. Pero al emprender una obra tan seria, temeraria y sublime, los socialistas se elevan por encima de nuestra frívola sociedad y se hacen dignos de indicar al mundo los nuevos derroteros”