Bloch, Thomas Münzer, teólogo de la revolución

Bibliografía
ERNST BLOCH, THOMAS MÜNZER TEÓLOGO DE LA REVOLUCIÓN, TRAD. JORGE DEIKE ROBLES, FRANKFURT, 1962.
Disciplinas
Elementos de la violencia
Tema

Vida y obra de Thomas Münzer, hombre que confrontó a las autoridades eclesiásticas, su doctrina implica un mensaje revolucionario, cuestión que Lutero comunica a los príncipes para evidenciar el peligro que representa Münzer al oponerse a las autoridades.

Resumen

El texto de Ernst Bloch se divide en 5 partes en esencia, comienza situando al lector en el tenor que se ha leer el mismo. La tercer parte versa sobre la vida de Münzer. Münzer nace en Stolberg en 1490; es gran conocedor del oprobio, las injusticias debido a la historia familiar –Bloch menciona que su padre acabó en la horca-. En 1521 con 31 años de edad emplea la máxima diligencia de la fe cristiana. Fue un predicador que gustaba a la gente. Münzer y Lutero tenían opiniones opuestas, en un primer momento encontramos a un Lutero envidioso, que trabajaba para que las liturgias de Münzer no vieran la luz.

Münzer tuvo que partir hacía Praga, lugar donde escribió El manifiesto de Praga, documento que se encontraba en tres lenguas (checo, latín y alemán); mientras que el texto en latín fue reprimido por Strobel, Seidemann publicó el texto en alemán, un manifiesto con importancia política y teológica. Es por 1523 cuando se expone como milenarista, comunista y revolucionario.

El cuarto apartado del libro expone a Münzer como el hombre que inicialmente se limitaba a obedecer, empero, que actúa más que los cabecillas de su tiempo. Sobre el derecho del bien a la violencia, la palabra amistosa y la buena voluntad se confunden por los más poderosos con la paz cuestión que Münzer retomo la profecía de Pablo para evidenciar que la bondad de que se disponía hasta ese momento no era más que una escena para adormecer al pueblo. Lo anterior lleva al postulado de es a partir de los señores donde radica el que el pobre se vuelva contra él.

En el luteranismo se revela el afán de poder con mayor franqueza que en el calvinismo, al igual que el Imperio romano rejuveneció sin el cristianismo, cuestión que dejó al descubierto que la fe y Jesucristo quedaron relegados al plano irreal y la justificación. Para Lutero desde la caída de Adán todo acto es merecedor de condena.

Finalmente se expone el carácter revolucionario de la Alemania de Münzer, y como el hombre sucumbe ante la vida externa y las máquinas, y el carácter hostil del sistema económico y político que aleja al hombre de los valores.

 

ANÁLISIS DE LA VIOLENCIA

Ernst Bloch fue un filosofo alemán, que en su libro sobre Thomas Münzer saca a colación como no se debe hacer resistencia al mal, puesto que aquel que tolera e ínsita a los demás a tolerar, se vuelven participes en la fechoría y por tanto en la violencia que se está ejerciendo, en síntesis se vuelve cómplice del mal. Por tanto el amor no está en contradicción con la violencia. Münzer hizo uso del postulado del Viejo Testamento en cuanto uso de la violencia en tanto al Nuevo Testamento y el derecho natural del amor.

Encontramos la violencia dentro de este libro desde la fe y devoción a Cristo, en la concepción burguesa de la vida cristiana. Ejemplo de ello es el tributo por protección que se convierte en diezmo momento que hace parecer a la ciudad como refugio de libertad para campesinos y siervos, diezmo que luego irá en ascenso y hará crecer la explotación campesina.

Es el orden material el que violenta no solo al hombre, también a los auténticos valores que se ven tergiversados por la ideología de las clases dominantes. Münzer luchó con los campesinos para derrocar la opresión política y espiritual, simpatizante de la igualdad y de mejores condiciones de vida.

 

CITAS TEXTUALES

Si, inicialmente, su actitud hacia el concejo de la pequeña villa fue amistosa, y aunque hasta en una carta a Lutero, fechada en julio de 1523, se observa aún un carácter de réplica complaciente, de exposición objetiva de los hechos, lo cierto es que tenía decidida la ruptura en su fuero interno desde hacía mucho tiempo. A partir de ese momento, Münzer se manifiesta en lo esencial como comunista dotado de conciencia de clase, revolucionario y milenarista. (p.27)

Además, el movimiento comunista alboreaba por entonces de tan cierta manera, que algunos ideólogos cultos de las otras clases, incluido el exquisito Erasmo, adoptaban ante las reivindicaciones comunistas en el sentido del cristianismo primitivo una actitud de simpatía, de asentimiento sin compromiso, de interés teórico. (p.30)

Aquí, por el contrario, en el panfleto de Münzer, es el grandioso Lutero de los primeros tiempos en persona, tan estrechamente emparentado con Münzer, quien por así decir levanta su voz contra el Lutero posterior, el partidario de la clase principesca, y se pone despiadadamente al descubierto la ideología que amparaba con las Escrituras a la vida regalada, a la explotación y a la clase de los tiranos sin remedio posible. (p. 52)

Pues si el hombre se alivia de sus cargas, llega a condenar de manera efectiva a todos los grandes del mundo y aun a este mismo, y ya no se deja dominar ni seducir por ellos. (p.137)

Por tanto, hay que «suprimir a éstos dondequiera que hagan la contra» -tal es la propuesta de Münzer-, porque de otro modo no sentirán vergüenza jamás y todo acuerdo tomado con ellos se iré a pique. «Los propios señores tienen la culpa de que el pobre se convierta en su enemigo; si se niegan a eliminar la causa de esta indignación, ¿cómo han de arreglarse las cosas a la larga?», pregunta, terminante, el irritado tribuno en su «Apología sumamente justificada», remitiendo así la cuestión de la responsabilidad tan sólo al ámbito de la clase gobernante. (p.138)

Y no es ya tanto el movimiento de la violencia, sino precisamente esta misma, su modo de estar arraigada y de ejercer la posesión, su codificada instauración como «autoridad suprema», su disfrute y el disfrute de lo que por ella es protegido y sólo en virtud de ella se puede mantener –todo ello, en fin, es lo que constituye la entidad anticristiana propiamente dicha, que Münzer combatió, con el arco iris como objetivo, y Lutero Protegió, usando como pretexto la libertad de los blasones principescos, con sus animales heráldicos. (p.139)