André, Glucksmann, El viejo y el nuevo fascismo

Bibliografía
Glucksmann, André, El viejo y el nuevo fascismo. Trad. Julián Meza, México, Ediciones Era, 1975.

Formas de la violencia

Disciplinas
Elementos de la violencia
Tema

Este libro fue publicado en 1972 (Autoritarismo, 1968-1980). En éste, André Glucksmann analiza el surgimiento de fascismos imperialistas en los países metropolitanos capitalistas y sus características; y a partir de este marco hace una reflexión crítica sobre el 68 francés y la respuesta violenta del régimen fascista de Charles de Gaulle contra las masas.

Resumen

André Glucksmann, desde la sociología, analiza cómo después de 1945 hubo un proceso de formación de un fascismo imperialista en los países metropolitanos capitalistas. Estos nuevos fascismos se caracterizan por su odio a la democracia de masas y por llevar a cabo represiones cotidianas y generalizadas contra las masas con el objetivo de ejercer control sobre éstas, y así  perpetuar el proceso de explotación capitalista de los obreros para la reproducción de estas sociedades. Por otro lado, explica que en estos regímenes se ha modificado los tiempos de paz y tiempos de guerra; ha surgido una paz armada y autoritaria que rige la vida cotidiana de estas sociedades, que se caracteriza por el predominio del uso de la fuerza policiaca para mantener el orden social y las campañas masivas de los medios de comunicación para influir y manipular a la opinión pública. Glucksmann sostiene que en estos regímenes fascistas imperialistas se ha reconfigurado la lucha de clases; ahora, hay un amplio vinculo entre los intereses de la burguesía y los del Estado, y el Estado a través de sus mecanismos ejerce violencia institucionalizada sobre las masas proletarias para controlarlas.

El autor hace un análisis sobre el proceso de fascistización de las sociedades capitalistas imperialistas y explica la importancia que tiene para estos regímenes ejercer el control sobre las fábricas. En este punto hace una crítica a la visión liberal sobre la relación entre patrón y los obreros; resalta cómo los obreros no sólo se encuentran en condiciones de explotación, sino que también se ejerce un control sobre sus interacciones al interior de la fábrica mediante mecanismos legales y represivos que emplean el uso de la fuerza física, esto con el objetivo de evitar que se desarrolle un movimiento proletario. También explica la violencia política-económica que ejercen las metrópolis sobre las colonias para controlar la producción en éstas, a la vez que se les somete a una situación de dependencia económica.

Cuando Glucksmann analiza la situación político-social de 1968 en Francia explica la importancia de las revueltas proletarias y el vínculo de éstas con los movimientos intelectuales de izquierda, lo que generó una toma postura crítica, y así fue cómo surgió un movimiento antifascista que contó con apoyo de amplios sectores sindicales, proletarios e intelectuales de la sociedad francesa, y esta movilización hizo que pudieran hacerle frente a la represión fascista del Estado. Al final del libro sostiene que el Estado fascista en Francia se encuentra en crisis de legitimidad política y de credibilidad.

Caracterización de la violencia:  

Encontramos elementos de violencia política y violencia económica en el análisis que realiza Glucksmann sobre las sociedades capitalistas imperialistas. La violencia política la ejerce los regímenes fascistas contra su población a través de mecanismos legales y el uso de la fuerza policiaca (violencia física) para controlar a las masas proletarias y las capas intermedias. Las estrategias políticas principalmente empleadas por estos regímenes son la creación de propagandas mediáticas para manipular la opinión pública, la propagación de rumores sobre complots internos en las movilizaciones y usar las provocaciones en el espacio público para desacreditar a movimientos de oposición. Todas estas estrategias tienen como finalidad generar una división en dos niveles; a nivel interno, la fragmentación de la oposición política; a nivel externo, la división de la oposición política y los grupos de la sociedad civil que podrían ser potenciales aliados. Por otro lado, Glucksmann resalta que los regímenes fascistas imperialista son aliados de la burguesía para llevar a cabo el proceso de explotación capitalista para la reproducción de estas sociedades, por lo que la violencia económica es ejercida tanto por los capitalistas como por los regímenes; los capitalistas explotan al proletariado para extraerle plusvalía y los regímenes ejercen mecanismos legales y el uso de la fuerza para evitar los movimientos proletarios disidentes, para así preservar la lógica de explotación capitalista.

Cuando Glucksmann analiza la relación entre los regímenes fascistas imperialistas y las colonias encontramos elementos de violencia política y violencia económica. La primera la encontramos en la relación de sometimiento y control que ejercen los regímenes fascistas imperialistas sobre los gobiernos y las poblaciones de las colonias (sujetos) a través de la ocupación militar con el objetivo de garantizar el proceso de explotación capitalista. La segunda la encontramos en las relaciones de explotación capitalista y dependencia económica; en las fábricas de las colonias se produce con base en una lógica capitalista colonial, en la que la plusvalía extraída es apropiada por el régimen fascista imperialista; y, por otro lado, el régimen controla la producción de la colonias, lo que se garantiza que la colonias no puedan producir ciertas mercancías para así mantenerlas en una relación de dependencia económica.

Citas textuales

“El carácter autoritario y policiaco del reino de de Gaulle muestra de sobra que la paz burguesa es una paz armada, fundada en la opresión cotidiana, continua y multiforme del proletariado y de las masas populares. Mayo 68, retrospectivamente, lo bautizó como Estado policiaco” (pp. 12-13)

“Las guerra imperialistas son, desde 1945, el dominio en la que el nuevo fascismo se revela de manera más clara: prácticas nazis, modernizadas o no, un aparato político militar y económico consagrado a la guerra terrorista” (p. 28)

“Hay fábricas fascista y hay fascismo en cada fábrica. Hay capas más particularmente afectadas y estas capas constituyen en la mayoría de la clase obrera. Los conflictos abiertos, violentos, revelan la verdad disimulada del taller: el fascismo se presenta como la consecuencia extrema del despotismo de la fábrica moderna” (p. 35)

“La fascistización se plantea como una respuesta global a una impugnación que generaliza […] Lo que es nuevo es la regimentación, en nombre de la paz social de las diferentes instancias del aparato de Estado, sometidas a la dirección de un estado mayor de guerra civil” (p. 41)